Los alumnos del Máster de Enfermería de
Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de la
Universidad de Sevilla ha salido de las aulas para poner en práctica
todo lo aprendido en un simulacro de catástrofe nuclear en el que han participado alrededor de unas 500 personas.
Junto con profesionales del SAMU, el Servicio 112, Unidad Militar de Emergencias (UME), Cruz Roja o la Brigada de Sanidad del
Ejército de Tierra, entre otras, se han trasladado al Polígono Las
Canteras de Alcalá de Guadaíra, donde han permanecido durante cuatro
días con la logística habitual en este tipo de casos, aprendiendo a desenvolverse en estas situaciones de emergencia y riesgo.
«Es una actividad de superviviencia sobre el terreno, además de una puesta en común con el resto de profesionales con
los que se suele actuar en estos casos. Allí van con sus elementos
básicos de alimentación, saneamiento y aprenden a ser autónomos con lo
que tienen», explica Juana Macías, directora del máster.
Para ella, esta actividad, compleja por las dificultades de montar todoel dispositivo, es esencial para la correcta preparación de
los alumnos. «Aquí es donde ven la realidad y no sólo en un momento
puntual, como suelen ser el resto de simulacros, sino con la convivencia
del antes, el durante y el después. Y en un entorno con presión, porque
no están en un hotel de cinco estrellas sino
en el campo sin agua y sin saneamiento, teniendo que construirse sus
propias letrinas y donde cada institución tiene su propia jerarquía y
hay que casarlo todo para cumplir el mismo objetivo», añade.
Quirófanos
móviles, centros de clasificación de pacientes, puestos de mandos
avanzados o carpas de evacuación y triaje son algunos de los elementos
desplazados hasta el polígono de Las Canteras para atender a los supuestos heridos en una catástrofe similar a
un derrumbe de edificios en el que se han liberado agentes químicos y
biológicos, causando una situación de riesgo tecnológico. Aprender a
coordinar los distintos operativos que se incorporan a las tareas de
rescate, controlar el tiempo, administrar los recursos y responder con
solvencia en estas situaciones constituyen los pilares básicos del éxito de la operación.
Pero además, al tratarse de un simulacro, se aprovecha para desarrollar
otras capacidades, también necesarias, como puede ser hablar en público
a través de exposiciones en los talleres que se realizan en estas
jornadas.
Macías, que confiesa que terminan estas jornadas exhaustos por
los meses de trabajo que conlleva su organización, asegura que el
esfuerzo se recompensa con la satisfacción con la que finalizan los alumnos participantes,
conscientes de que de no existir este tipo de simulacro tan completo,
la única forma de enfrentarse a una situación así sería en la vida real.
«Todo esto es lo que se van a encontrar cuando acudan a realizar ayudas humanitarias.
Por eso tienen que aprender a ser persona autosuficientes, con gran
capacidad de resistencia, de resolver conflictos y de no generarlos»,
concluye la directora del máster.